domingo, 29 de julio de 2012

No poseo una identidad clara pero sé que mis raíces se asientan en las selvas, en la cerámica, en los huesos, en la naturaleza misma quien me llama para que de nuevo la interprete llenándola con significados propios de mi experiencia; soy la vida que se esconde en las claves taxonómicas, soy una forma alternativa de descubrir sin destruir, árbol enorme, corteza impenetrable, follaje extenso, conocimiento mas allá de la razón; soy una escuela natural que ama el conocimiento de las estructuras de los sistemas con tanta vitalidad como la mía; soy la sangre que corre por mi cuerpo y a la tez que indica mi raza. El salvaje que camina descalzo y desea conocer una tierra sin fronteras, no acepta que le despojen de su primitivo sentimiento de amor, no quiere que lo encierren entre paredes blancas ni que lo reduzcan a la traducción de textos; un ser que quiere abarcar el mundo con la nueva investigación, conviviendo y construyendo con en comunidad la identidad de una generación de biólogos y sociólogos interesada por las problemáticas ambientales, morales y sociales; una identidad dando solución a las catástrofes que el antropocentrismo, el eurocentrismo el me importauncomino han creado.
Pertenezco una escuela de generación utópica: visceral y a la vanguardia, que utiliza las herramientas de la institución para lograr objetivos que atraviesan los claustros y tienen sueños más grandes y vuelos sobre la libertad de expresión y constitución multicultural.
El pensamiento cuadriculado quiere negarme como mestiza, fruto de varias razas, cultura latinoamericana forjada desde las fusiones y rescates, desde la opresión y la dignificación.

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