viernes, 1 de febrero de 2013

La injusticia y la espera-nza

Cuando me reincorporo a la frenética ciudad, la realidad se estrella contra mi cara, la realidad oprime mi corazón y las  preguntas comienzan con su habitual bullicio aturdidor:
¿Porque tata injusticia?¿Tanta indolencia?¿Tanta esclavitud?
Tal parece, que las -utopías- que e logrado experimentar el lugares alejados de la verdadera sociedad se esfumaran depronto, como si tuviera que hacer un esfuerzo sobrehumano para enceguecer entre la masa de cuerpos, para doparme y no sentir dolor al ver la desolación  en los rostros cotidianos; pero  es inevitable, las preguntas  reclaman de mi algo de firmeza, de fe, de compasión y de amor.
El verdadero cambio comienza, cuando dentro de este panorama ensordecedor y melancólico, llega la esperanza como salvadora, con su particular persistencia en los ideales, con los repentinos encuentros de seres humanos reales, que esperan y actúan por este colectivo sentimiento que hoy nos agita la mente y enruta nuestros pasos hacia una utopía no perecedera, con sólidos principios de fraternidad, comunión, generosidad, igualdad...En el fondo este es nuestro anelho, no deseamos que se marchite el pétalo multicolor de la transformación, debe existir alguna ruta,  de ello depende nuestras vidas y la de los seres que comparten con nosotros este hermoso territorio, que pese a los macabros sistemas sociales establecidos, no deja de regenerarse, crecer, brillar con el esplendor de la naturaleza.

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