domingo, 10 de febrero de 2013
Conquistando territorios
En ocasiones, el alma desenfrenada por su pasión, por la naturaleza y sus significativos encuentros; dirige su mirada hacia un lugar lejano del ruido del inescrupuloso sistema urbano, se proyecta sobre un territorio tradicional, desde donde el crecimiento es inevitable. Se lleva a cabo una ruptura psicológica la confrontación del ser, la depuración de la contaminada idea indolente que a alimentado la ciudad. En lugares sagrados, se emprende esta búsqueda con el anhelo de encontrar algo de orientación tranquilidad y sobreprotección que solo puede brindar el extenso e infinito mundo. Aveces, esta mirada es mas pretenciosa, queriendo abarcar el universo entero, pero sabemos que este no nos cabe en la mente, ni en el recuerdo, las epifanías que en visiones hemos obtenido se disipan con la memoria, algo nos ha transformado, la experiencia ya nos convierte en seres humanos distintos. Recuerdo una idea, aunque no con exactitud, que planteaba la posibilidad de un humano viajero dentro de su cuerpo, descubridor de este desconocido misterio llamado organismo vivo, conquistador de sus sensaciones, dueño y señor del cosmos propio, conocedor de si mismo y del universo.
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