Las semillas que están en estado de latencia, una vez regadas, comienzan a "activarse", de modo que pueden germinar, pero no basta con tener una pequeña raíz, esta semilla requiere ser cultivada en una tierra idónea, en el ambiente adecuado, para que todo su potencial, se desarrolle bajo el cuidado de su cultivador; en este caso, el espíritu universal, nos brinda el aliento, el agua, el aire, la tierra, el sol... para que finalmente podamos tener el privilegio de la vida.
La planta, comienza a realizar la fotosíntesis, proceso por medio del cual adquiere la energía suficiente para absorber los nutrientes de la tierra, que le permiten seguir viviendo; si no existe un esfuerzo, un trabajo llevado a cabo por la planta, esta no sobrevive; crecer implica permitir que las hojas se regeneren, dejar atrás los marchitos ciclos, emprender una hermosa etapa en donde se llegara a ser flor de exquisitos aromas y bellos colores. Cuando la planta a transcurrido por todos estos momentos en su historia, cuando a permitido que el flujo natural de la vida este dentro de sí, cuando se a "autorealizado", esta preparada para asociarse en un maravilloso encuentro con el material genético de otra flor que le permitirá ser fruto, en esta etapa, los esfuerzos previos cobran forma, alimentan los sueños de los otros, se ven suculentos, sabrosos, hermosos; dentro del fruto, mas semillas esperan por repetir el ciclo.
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