lunes, 9 de septiembre de 2013


"La humanidad sin claridad es como tener un campo y no ararlo.
La claridad sin valor, es como tener plántulas y no escardaras. El valor sin humanidad
es como saber segar y no saber sembrar". El arte del liderazgo.

LA TRANSFORMACIÓN NATURAL COMO ALTERNATIVA DE RE-EVOLUCIÓN


Formamos parte de este todo insondable, somos seres vivos, minerales, estrellas y células que se asocian de forma que cada partícula tiene relación con las demás; nuestro estado natural es el equilibrio y nuestra naturaleza no es otra sino la renovación, la transformación, la creación; como seres dotados de un cerebro por medio del cual la energía vital recorre nuestra materia, nos vemos en la capacidad de crear una comunidad sostenible, que este a la altura de las crisis que afronta la América de nuestra época;  en las murallas de su memoria se narra la historia del despojo, el conflicto por la tierra y la colonización expansiva del pensamiento autóctono. Merodeando los muros de la injusticia, está el inocente victimario campesino, indígena, ciudadano, mujer…La esencia indivisible del espíritu es quien sufre las consecuencias de un sistema de crueldad que las ha marcado.
Pero el sistema se desploma y tiembla de miedo ante los pregones de una revolución pacífica, basada en la siembra de ideales nobles que reivindican la cultura de fraternidad, la vinculación con la naturaleza, el sistema del amor. Resistimos como comunidad a esta realidad, nos negamos a aceptar como natural esta codiciosa competencia ejecutada por el in-humano opresor.
Conspiramos, con nuestras manos cubiertas de tierra, nuestras ropas empapadas de sueños, nuestros ojos radiantes de confianza y nuestro espíritu firme en decisión y claridad. Sabemos que nuestra riqueza proviene de la vida y a ella debe volver, entendemos que no somos la especie protagonista de la naturaleza, conocemos las consecuencias de explotar he intervenir fallidamente sobre los ciclos perfectos que configuran a la creación.
Soñamos un mundo principalmente pacifico, en donde se viva de manera coherente, siendo conscientes de nuestra inteligencia constructiva, comprendiendo la conexión universal y espiritual como instrumentos creativos que trascienden las dependencias, sirven a los principios de amor y equilibrio y generan un cambio interior que se proyecta sobre los valores de la sociedad.




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