Mientras esperábamos el mensaje de oriente que traía Gurudeva (maestro de los Hare Krishna); Kayadhu Priya y yo, enhebrábamos la aguja en unas hermosas flores para realizar una guirnalda que el Gurú más tarde llevaría en su cuello;entre tanto, cantábamos el mantra universal:
Hare Krsna, Hare Krsna,
Krsna Krsna, Hare,Hare
Hare Rama, Hare Rama
Rama Rama, Hare Hare
Siempre que se canta en mantra, una paz embriagadora se adueña del ser, el pensamiento se apacienta, se adquiere claridad, se siente la protección; es en realidad una senda que el alma recorre sin condicionamientos materiales o pasionales.
Llegaba la hora de congregarnos en el lugar de la conferencia; en el corto trayecto, converse con Don Alirio, quien es un hombre cristiano, pero no por eso escéptico frente al resto de religiones, pues en el fondo comprende lo que todos deberíamos haber aprendido:que todo principio universal no se puede enmarcar dentro de un único sistema de creencias, sino que se manifiesta en cada cultura como una poderosa energía que todo lo contiene; también arguyo sobre la complejidad implícita en nosotros alma/cuerpo/mente y la necedad de aquellos empresarios he intelectuales que olvidaban la primera y con ello objetaban lo fundamental en sus vidas.
Una vez instalados y transcurrido el tiempo de espera entre tejidos y palabras, entro por la puerta Gurudeva, y seguidos llegaron, tres Mamos de la Sierra Nevada (El corazón de la tierra, el ombligo del mundo); me lleve una gran sorpresa al ver esta escena, mi corazón se conmovió pues reconocí en los personajes la marca de la sabiduría milenaria y la palabra limpia, la reunión de las autoridades espirituales que procuran mantenerse sin mancha pese a los impedimentos del mundo físico.
Gurudeva canto un Mantra muy especial dirijido a la Madre naturaleza; comencé a sentir corrientazos en mis extremidades y algunas lagrimas surgieron cuando se pronunciaba las frases que decían que las montañas, ríos tierra, vida eran sagrados; cuando el mantra termino, el Guru comenzó con palabras amorosas a hablarnos sobre el conocimiento verdadero, que se encuentra en la conciencia, creciendo como un espiral; que se propicia con el servicio, que se profundiza en la meditación y se ejercita con los ejercicios del Yoga; el canto de los nombres de Dios, la intima relación con la naturaleza, el cuidado de esta, la protección y profunda hermandad de toda entidad viviente, el sentido de la existencia que se relaciona con todos los mundos dentro del universo; enseñanzas bondadosas que viajan directamente al espíritu del oyente.
Tras haber dado este elixir, cedió la palabra a uno de los Mamos. El se sentó, con palabras igualmente amorosas nos impartió su consejo, hablando en especial del agua, de esa sagrada fuente de vida, de su religión, que no era ninguna más que la espiritualidad, de su camino en el Poporo, de su tradición de oyente y autodescubridor, de esa fuente interna a la que todos tenemos acceso en el silencio; hablo de la común-unidad que se va formando en el marco del respeto, pues somos "gente" y como tal nos vamos encontrando desde el pensamiento bien orientado. Cuenta que Serankua, su creador eligió a los hermanos mayores y menores, a los primeros les encomendó la tarea de protectores de su naturaleza y cuando iba a encomendar a los segundos su misión, ellos ya dormían; es por esto que debemos permanecer atentos al llamado de la madre y aprender la palabra de aquellos que conocen el verdadero sentido de la existencia.
Después de la ronda de preguntas, los espectadores nos sentíamos saciados y con grandes tareas por realizar; principalmente porque en nuestro diario vivir se manifiesta nuestro ser sin corazas, cualquier intento por sembrar el cambio, por revelarse ante la codicia, por seguir a los sagrados misterios transmitidos, no seria una acción en vano, puesto que toda palabra sera cosechada en el perfecto tiempo de Krsna, Serankua, Jah, Dios, Gran espiritú.
Pude acercarme a "pluma blanca" como denomino mi hermana del pacto mundial consciente a Gurudeva y cuando el me extendió su mano, vi que sus ojos eran profundos océanos de misterios insondables; que las enseñanzas y abrazos del día fueron palabras que necesitábamos para continuar nuestra labor de la nueva generación de hombres transformadores y creadores del bienestar espiritual, regeneradores del orden natural.
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