Cuando las manos se ofrendan en la tierra
En el regazo de una niña enraizamos nuestra alma,
Con los pies pulidos por la tierra negra,
Donde la hojarasca crea
una cama eterna de visiones…
En el auge de la vida misma que se incorpora a su esencia
Desde el centro de su
espíritu donde todo es uno,
Un sutil susurro de la ciudad acedia, pero grandes murallas
de ilusión se desvanecen en la insondable paz de la naturaleza…
El perpetuo flujo del viajero universal que recuerda en su
pasajera forma terrenal en el sendero de la libertad…
Allí, regocijada por tan breve experiencia, anhela siempre
estar presente:
Que pese a las estructuras externas,
Una exuberante selva crezca desde su interior,
Que su certeza se edifique en el amor, su único fundamento
dentro del sueño…
Y toda ilusión creada por su mente, se desplomara al caer
los insostenibles pedazos de miedo que albergaba su ser…
Entonces conocerá el ATCHUMI del que surgió su conciencia,
nunca más olvidara la matriz cálida del origen, el destello primordial le dará
la energía para recorrer los senderos de la espiral sagrada de la creación.
Los elementos
acompañan su aventura, para que las veces que sea necesario recuerde su propósito,
para darle la fuerza y voluntad de hallarse en conexión con el poder divino que
disipa las sombras y muestra lo auténtico.
Consiente de este
destino, hace su entrega en vida, hasta encontrar el infinito sendero de la paz-ciencia
verdadera.
Ataguaia..
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